¡Hola, comunidad hermosa!

Quiero contarte algo muy personal. 

Hace años, estaba en un puesto estable, con un salario, beneficios y una oficina cómoda. Pero había algo que no me dejaba en paz: una incomodidad silenciosa que me decía que ya no estaba creciendo. 

Mi zona cómoda se volvió una jaula de oro. Me sentía culpable por querer más. ¿Más de qué? Más propósito. Más impacto. Más yo.

Fue entonces cuando tomé una de las decisiones más aterradoras de mi vida: renunciar.

Sí, sentí miedo. Sí, lloré. Sí, pensé que era una locura.

Pero ese miedo se convirtió en mi mapa. Me guió hacia lo que hoy es YFG Professional Development Consulting y todo lo que hemos construido juntos. Hoy acompaño a líderes a encontrar su voz, a mujeres a reencontrarse con su poder y a profesionales como tú a dar pasos firmes hacia sus metas.

Porque el miedo, si lo sabes usar, te puede llevar justo donde necesitas estar.

Te regalo lo que hice para transformar el miedo en acción:

1. Le puse nombre a mi miedo. Lo escribí. ¿A qué exactamente le temía? ¿Fracaso? ¿Juicio? ¿Perder estabilidad? ¿Vivir debajo de un puente con mi hijo?  Cuando lo ves claro, pierdes parte del poder que tiene sobre ti.
2. Busqué aliados. No lo enfrenté sola. Me rodeé de mentores, coaches y amigas sabias. Porque a veces ver nuestras posibilidades requiere un espejo amoroso.
3. Creé un plan realista. No salté al vacío sin un plan. Planifiqué mis finanzas, formé mis ofertas de servicio y me lancé con todo y miedo. OJO: La valentía no es ausencia de miedo.